miércoles, 4 de julio de 2012

BULLYING EN EL TRABAJO


BULLYING EN EL TRABAJO

 

 
Mucho se ha hablado ya del bullying en las escuelas primas, de enseñanza media y en las universidades, pero poco se sabe que en las empresas y lugares de trabajo también se da este fenómeno
De hecho, el bullying laboral es tan común que lo más probable es que o lo hayas experimentado o hayas sido testigo de este abuso a algún compañero de trabajo.
 
Pero, ¿qué es exactamente el bullying laboral? Cuando se piensa en bullying la primera imagen que nos viene a la mente es la de un estudiante fortachón amenazando apuños a un nerd o las clásicas chicas chismosas y crueles burlándose de alguien menos popular; pero la realidad es que muchos adultos sufren bullying a diario en sus lugares de trabajo.
 
De acuerdo al Workplace Bullying Institute, una organización radicada en Washington, Estados Unidos, creada para ayudar a los empleados que sufren bullying, el término se puede definir como “maltrato lo suficientemente severo como para comprometer la salud de de un empleado, poniendo en peligro su carrera laboral y haciendo tensas las relaciones con sus familiares y amigos”.
 
En otras palabras, el bullying laboral es aquel comportamiento abusivo que hace que los empleados se sientan incómodos y que tiene un impacto negativo en la vida de los empleados dentro y afuera del lugar de trabajo.
 
El bullying laboral incluye:
  • Amenazas personales
  • Comentarios despectivos
  • Humillación pública
  • Tácticas de intimidación
  • Abuso verbal
  • Excluirte a propósito de reuniones o discusiones
  • Demandas excesivas, fechas límite imposibles o peticiones irrazonables

El bullying psicológico

 



El bullying psicológico

- El bullying psicológico es aquel en que el agresor utiliza amenazas para obtener o lograr cosas por medio de la manipulación de la victima, ejerciendo, y utilizando control sobre ella. (Definicion Propia)

- Es el más difícil de detectar ya que son formas de agresión, amenaza o exclusión que se llevan a cabo a espaldas de cualquier persona que pueda advertir la situación, por lo que el agresor puede permanecer en el anonimato. Pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable, un gesto, etc.
Se usa frecuentemente para subrayar, reforzar o resaltar acciones llevadas a cabo con anterioridad y mantener latente la amenaza. Incrementan la fuerza de la agresión, pues el agresor exhibe un poder mayor al mostrar que es capaz de amenazar aunque esté “presente” una figura de autoridad. En el agredido aumenta el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, pues percibe este atrevimiento como una amenaza que tarde o temprano se materializará de manera más contundente.